



y se aprendieron y tararearon (y lo siguen haciendo cada media horita) la canción de Cracovia.
Y yo me di cuenta de que, pese a ser el deporte más mediático del mundo, el fútbol es un fenómeno social que es capaz de transformar a las personas. Y para muestra un botón:
Cada mañana, a las 9 menos 20, nos cruzamos en el garaje con una chica que tiene síndrome de Dawn y con su padre. Presumiblemente la lleva al colegio. Nunca mediamos palabra alguna con él, salvo una mirada de saludo, un arquear la cabeza, un hola de vez en cuando. Y la chica siempre está seria, mirando al suelo, y jamás nos habla, jamás nos mira. Sin embargo ayer, algo había transformado su cara, estaba iluminada y nos la mostraba con alegría. Nos dio los buenos días, y se alejó dando saltitos y cantando junto a su padre "copa, lliga i champions..."
Qué fuerza y qué extraño fenómeno social el fútbol.
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