jueves, 3 de junio de 2010

Trámites

Estaba tumbada en la cama, intentando disfrutar de una noche sin niños en casa. Por el contrario, me he impregnado voluntariamente de una melancolía de esas que te quitan el aliento y te aprietan el alma hasta el punto de renegar en voz alta (algo que no suelo hacer jamás). Y siempre es así. Cuando estoy sola, cuando los chicos no están, comienzo animadísima mi minúsculo paréntesis de soledad, pero cuando me doy cuenta de que aun me falta todo aquello que tenía, las conversaciones, la risa, el contacto físico, e incluso la autoestima que él abonaba constantemente, siempre... entonces opto por lo fácil, y me dejo llevar por los pensamientos, y me desespero hasta que se me tapa la nariz, hasta que me duele la cabeza, hasta que me doy cuenta de que no sirve de nada. Entonces hago algo radicalmente diferente, como escribir, en este momento en este blog, al que le he abierto un expedente por inútil, ante la imposibilidad de encontrarle un sentido. Solo sé que debo mantenerlo, pero la razón es todavía desconocida para mí.

Cuando no están los chicos, tengo más claro que la vida es solamente un trámite. Sé que ellos no van a leer este post, y por eso me atrevo a darle un cariz un poco más transparente (y por tanto algo más dramático de lo habitual) a este sitio, que está dejando de tener ese carácter puramente descriptivo. Y es que los chicos son la única razón que da sentido a las cosas que hago. El resto son puros trámites...

Os dejo con una foto bonita.

Buenas noches

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